La música cubana es, sin discusión alguna, una de más ricas y
singulares del mundo. A diferencia de muchas naciones, en el gran caimán
predominan ritmos que son sólo suyos o que se han hecho populares
gracias al talento artístico interno.
El cubano es un ser musical, eso es seguro, en cualquier parte del
mundo donde se encuentre, su “tumbao” lo delata. Su forman de caminar,
de hablar y hasta de hacer el amor, son expresiones físicas de la clave y
la timba que lleva dentro, y de las cuales se apropia sin darse cuenta.
Hayamos nacido en un solar de Centro Habana, en una casa de Miramar o
en Miami, el sonido de los tambores africanos y del cajón español nos
conmueve, nos toca esa fibra que nos recuerda que somos de Cuba –en
menor o mayor medida- hasta el último de nuestros días.
En la actualidad, la Mayor de las Antillas ha florecido
significativamente en términos musicales. Desconozco la razón
específica, pero se han disparado cifras perceptibles y alentadoras en
lo referido a producciones fonográficas y de videos clip.
Muchos afirman a que se debe a la proyección política más abierta que
sostiene la isla de unos años para acá. La flexibilidad que transpira
el gobierno ha suavizado, entre otros aspectos, el plano del arte. Cuba
se ha abierto al mundo y este ha entrado sin preguntar –junto con Isaac
Delgado-.
Jóvenes de barrios humildes de La Habana como Gente de Zona -los
Wisin y Yandel cubanos- comparten escenario con figuras de talla
universal como Enrique Iglesias, Marc Anthony, Pitbull ,
Chino y Nacho, etc. Y producen, a un ritmo extraordinario, una música
que se escucha –me atrevo a decir- en casi todo el mundo.
Más allá de lo cuantitativo, es incuestionable la calidad y
exquisitez de muchas composiciones y arreglos; me refiero, por ejemplo,
al trabajo de Alexander Abreu (La Vuelta al Mundo), de Descémer Bueno, Leoni Torres (Salseando) y otros muchos.
Una frescura melódica –sin abandonar la esencia del género- y la
profundidad en las letras, son rasgos que definen esta nueva generación
de jóvenes músicos.
La salsa cubana, que ha tendido a fusionarse con el reguetón y ritmos internacionales, tiene nombre de mujer: Laritza Bacallao
(Solo se vive una vez). La portentosa voz de esta cantante la convierte
en una de las nouvelles artistas más destacadas que ha hecho sonar el
nombre de Cuba en numerosos escenarios del mundo.
Por los géneros alternativos también emergen voces femeninas como la
de Haydee Milanés (Palabras) y Diana Fuentes (Planeta Planetario), con
amplia repercusión internacional, y otras masculinas como Buena Fe (Soy)
y Adrián Berazaín (Si te Hago Canción).
Para los que prefieren el latin jazz, otros dos prominentes músicos
se destacan: el pianista Roberto Fonseca y el bajista Gastón Joya.
Y por supuesto, siempre están los que, como yo, son fieles a los
clásicos de diversos géneros bailables: los Van Van, Adalberto Álvarez,
Habana Abierta o Interactivo.
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